Baja participación democrática

La baja participación ciudadana en la primera vuelta refleja el poco interés en el proceso democrático para elegir al próximo presidente de Chile (quien gobernaría del 2018 al 2022). Existen algunas interrogantes de por qué la participación en estos procesos ha venido disminuido paulatinamente elección tras elección. Sin duda, el nivel de participación será determinante para la segunda vuelta electoral este 17 de diciembre de 2017.

La desilusión ciudadana de la democracia es un fenómeno mundial y se manifiesta en un alto nivel de negatividad hacia los procesos electorales. Por ejemplo, un estudio coordinado por la Universidad Nacional de Australia revela que muchos australianos son pesimistas sobre sus sistemas políticos, en parte porque perciben que estos sistemas favorecen a intereses de ciertos grupos sociales, y porque difunden mensajes nocivos entre candidatos más que propuestas y soluciones. Los pilares de la democracia se erosionan cuando rondan dudas sobre la credibilidad de los políticos, fenomeno que se manifiesta en una baja participación electoral [1].

El nivel de negatividad en procesos electorales es creciente, y esto es lo que percibe la ciudadanía durante las campañas. La elección presidencial en Estados Unidos es un claro ejemplo de ello. De los anuncios pautados por Clinton, el 61% fueron ataques directos a su contrincante. De su lado, Trump utilizó todos sus anuncios para mostrar algo negativo de Clinton, ya sea con ataques directos, 11%, o usando un lenguaje de contraste en el que se promovió a si mismo mientras atacaba a Clinton, 89%. A pesar de que Trump presentó propuestas supuestamente claras para sus potenciales votantes (como por ejemplo menos desempleo, crecimiento económico y políticas extranjeras más agresivas), sus propuestas fueron extremas, poco prácticas y fundadas en la intolerancia y la ira [2]. De este modo, es posible que si la ciudadanía es apática a las propuestas de los candidatos, o simplemente no confía en ellos, pierda el interés por participar en las elecciones.

En el caso de Chile, la disminución en la participación electoral es evidente, sólo un 46,7% de los votantes inscritos sufragaron en la primera vuelta del pasado 19 de noviembre, un 3% menos con respecto a la participación de la primera vuelta de la elecciones presidenciales del 2013. Este descenso ha sido gradual a lo largo de varios procesos electorales contínuos, lo que nos hace suponer que hay una tendencia instalada con respecto a la participación ciudadana en la democracia.

La tarea de ambos candidatos presidenciales, no solo será motivar para que más gente participe en este proceso democrático, sino también para que aquellos votantes que no votaron por ellos en la primera vuelta, participen también en la segunda vuelta electoral. Sebastián Piñera podría capturar la atención del votante de centro o de extrema derecha. La alianza creada con Kast, podría conquistar una parte del 8% de los votantes que obtuvo Kast en la primera vuelta. Mientras que Alejandro Guillier podría cautivar algunos de los votantes de Beatriz Sánchez y Marco Enríquez Ominami [3].

¿Será entonces posible que Piñera y Guiller puedan persuadir a los votantes que tienen poco interés en involucrarse en este proceso electoral o votantes que no son simpatizantes? ¿Será entonces que logran integrarlos a este proceso electoral a través de propuestas concretas de sus planes de gobierno?



[1] "Poll data reveals Australia's waning interest in politics, decline in support for democracy" . www.abc.net.au. Consultado el 4 de marzo de 2017.
[2] "Pro-Clinton Ads Continue to Dominate Airwaves" . mediaproject.wesleyan.edu. Consultado el 3 de diciembre de 2017.
[3] "Cadem Electoral (Diciembre Semana 1)" . plazapublica.cl. Consultado el 1 de diciembre de 2017.



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